Nutrición

Una dieta saludable y rica en plantas podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedad, incluso de la COVID-19

La mala salud metabólica, vinculada con la obesidad, la diabetes tipo 2 y la hipertensión, se ha visto asociada con un mayor riesgo y gravedad de la COVID-19. Pero, ¿hasta qué punto es un factor la mala dieta cuando se trata de la COVID-19?

En un estudio reciente, los investigadores descubrieron que las personas que mantienen hábitos alimenticios saludables, en particular una dieta repleta de frutas y verduras, pueden tener un riesgo algo menor de desarrollar COVID-19, en comparación con los que mantienen dietas poco saludables. Luego de encuestar a más de 590,000 adultos, los investigadores descubrieron que el riesgo de sufrir casos severos de COVID-19 era un 41 por ciento más bajo entre las personas que consumían dietas ricas en plantas.

“Nueve de cada 10 estadounidenses no están comiendo sus frutas y verduras, por lo que tenemos que mejorar eso”, explica Amy Kimberlain, dietista registrada y educadora certificada y especialista en atención de diabetes (CDCES) con el Departamento de Salud Comunitaria de Baptist Health South Florida. “Y al hacer cambios en lo que comemos, mejoramos nuestra salud en general. Las mejoras en la forma de comer también ayudan con otras condiciones de salud crónicas.”

Los investigadores resaltan que una dieta saludable por sí sola no proporcionará un impulso inmunológico suficiente para prevenir la infección o la enfermedad severa por causa de la COVID-19. Ellos afirman que los resultados indican que una dieta deficiente es uno de los factores sociales y económicos que contribuyen a los riesgos asociados con el coronavirus.

Los resultados, publicados en la revista Gut, están derivados de adultos estadounidenses y británicos que participaron en una encuesta realizada por medio de teléfonos inteligentes. Revelaron si habían dado positivo en la prueba del COVID y si tenían algún síntoma. También respondieron a varias preguntas sobre su consumo semanal de diversos alimentos.

“Esta asociación puede ser especialmente evidente entre los individuos que viven en zonas con mayor privación socioeconómica”, concluye el estudio.

Las siguientes son algunas sugerencias por parte de Kimberlain con respecto a la alimentación y a los cambios que hay que hacer para llevar una dieta más saludable. “Seguro que hay otras”, dice ella. “Pero estas son por las que suelo empezar con la gente sobre dónde cambiar/mejorar”.

  • Póngase la meta de que la mitad de sus granos sean enteros. Copos de avena para el desayuno, pasta de trigo integral para el almuerzo y arroz blanco para la cena. La mitad de los granos en ese ejemplo son enteros. Encuentre maneras para incluir granos enteros en lugar de granos refinados. Pruebe un grano nuevo – quinua, farro, alforfón – con tantas para elegir tiene que haber una que le guste y que pueda sustituir un grano refinado por un grano entero.
  • Haga la mitad de su plato de vegetales no almidonados. Alternativamente, como a mí me gusta decir, use su plato de comida para todos sus vegetales (y su plato de ensalada para sus granos y su proteína). El punto es que tenemos que comer más vegetales. No es solo por sus vitaminas y sus minerales, pero también por su FIBRA. Experimente. Pruebe un vegetal nuevo de tres maneras distintas. Encuentre la manera que más le gusta comerlo. Y en lugar de enfocarse en los vegetales que ‘no le gustan’, enfóquese en los que sí le gustan. Y siga añadiendo.
  • FIBRA. Sí, la mencioné en el último párrafo, sin embargo, no se habla de la FIBRA lo suficiente (y esta merece su propia mención). Encuentre maneras de incluir más fibra. La fibra viene de las plantas y es por eso que el movimiento “coma más plantas” y “basado en las plantas” es tan popular hoy en día. La fibra tiene muchos beneficios. Mientras que todos sabemos que nos ayuda a ir al baño, también ayuda a reducir los niveles de colesterol, a reducir la presión sanguínea, a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, a mantenerle lleno por más tiempo, e incluso puede ayudarle a reducir el riesgo para ciertos tipos de cáncer. Los vegetales, los granos enteros, los frijoles, las nueces y las semillas – trate de incluir más de estos alimentos para así satisfacer su dosis diaria de fibra.
  • Elimine los alimentos azucarados. Primero, sepa cuanto azúcar añadido está consumiendo en estas bebidas y comience a reducir su consumo con la intención de no tomar bebidas azucaradas del todo. Las recomendaciones de azúcar añadido por día (no solo por parte de las bebidas, pero también las comidas) es 6 cucharaditas al día para las mujeres y los niños y 9 cucharaditas al día para los hombres. Una vez sepamos cuanto estamos añadiendo (en el café o el té) y posiblemente bebiendo, podemos comenzar a reducir.

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